domingo, 16 de octubre de 2011

RECONCILIACIÓN

                              El desarrollo de la tecnología agrícola puso a la Argentina en los primeros puestos en el empleo y fabricación de estos equipos

El lock-out campestre del 2008, fue un golpe institucional orquestado por los grandes terratenientes de la Sociedad Rural, apoyados por la jerarquía eclesiástica y el monopolio mediático con el diario Clarín a la cabeza. Oportunistas venales como Julio Cobos, se aferraron a esta maniobra desestabilizadora. Multitudes aclamaron entonces al vicepresidente quién totalmente infatuado, se creyó que era César volviendo de la campaña de las Galias. En poco tiempo su ausencia de luces, carisma y dialéctica lo transformaron en una estrella fugaz a quién hoy nadie consulta ni tampoco le importa.

Se sabía que en agosto Cristina iba a ganar por un margen relativamente amplio, pero existían serias dudas sobre el comportamiento de los sectores rurales. Las dudas se disiparon cuando sorpresivamente todos los pueblos que viven de la agroeconomía votaron al gobierno. Como dijo la profesora de Sociología Rural de la UBA Norma Giarracca en el programa de Anguita Hoy más que nunca, asombrarse por este apoyo es lo mismo que asombrarse sobre las razones por las cuales los científicos votaron a Cristina. A ambos nunca le fue tan bien como ahora.

Las siguientes fueron las medidas que se adoptaron para el campo según el periodista Merino Soto en su columna de Miradas al Sur:
  • Rebaja de los derechos de exportación, que pasaron del 28 al 23 por ciento para el trigo y del 25 al 20 por ciento para el maíz, medidas que significaron un costo fiscal de 500 millones de pesos.
  • El sector frutihortícola también se benefició; con una disminución del 50 por ciento de las retenciones –150 millones de costo fiscal–.
  • Eliminación total de las retenciones a la leche en polvo, que se tradujo en una transferencia de 300 millones de pesos al tambero.
  • Se destinó un total de 3.600 millones a agricultores y productores ganaderos, en especial a los más pequeños.
  • Declaración de la Emergencia Agropecuaria, que en trece provincias se tradujo en diferimientos y refinanciación de pasivos con el Banco Nación con costo fiscal de 1.500 millones.
  • Este año, además, se anunciaron créditos para el campo por un total de 2.280 millones destinados a la producción triguera, lechera, vitivinícola, porcina y a la industria molinera. Los préstamos se concretaron a través el Banco Nación mediante un esquema de tasa subsidiada.
  • Las economías regionales, recibieron entre 2009 y 2010 más de 350 millones para fomento y financiamiento de proyectos de infraestructura, equipamiento y logística que beneficiaron a 24.000 productores,
  • Se creó el Registro Nacional de la Agricultura Familiar; además de la puesta en marcha del Monotributo Social, una forma de que los pequeños productores puedan ingresar a la economía formal. En total, para estos dos sectores se desembolsaron 1.386 millones que beneficiaron a 305.518 familias y a unas 200 pymes.

En definitiva, la ayuda al campo asciende, hasta la fecha, a 8.286 millones. Nadie puede decir que el Estado ignoró al sector. Si cometió errores, buscó repararlos. Es ahí donde uno advierte cómo el gobierno va en defensa aún de aquellos que muchas veces no comprenden que es el Estado su principal aliado y no su enemigo.

El próximo año, el 25 de junio, se cumplirán cien años del Grito de Alcorta, la rebelión agraria que se inició al sur de Santa Fe y dio origen a la organización de los chacareros en la Federación Agraria. Fue la respuesta de los pequeños productores al modelo agroexportador de la Generación del ’80, un modelo excluyente que favoreció la concentración de la tierra.

El pasado agosto Amado Boudou se reunió en Alcorta con Eduardo Buzzi, compartiendo foto y estrado. El lunes 17 de septiembre, la Presidenta Cristina, en un hecho histórico desde el conflicto con el campo en 2008, se reunirá con 25 cooperativistas de CONINAGRO, una de las entidades que conformó la actual deshilachada Mesa de Enlace.

                          El Ministro de Economía Amado Boudou firmando acuerdos con Buzzi

Del lock-out de los terratenientes y de los presagios de Biolcatti y de algunos políticos de tener que importar carne y granos, ya solo queda un triste recuerdo.

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