domingo, 23 de enero de 2011

El silencio de los no inocentes




Paul Krugman                                     Medalla del Nobel             Joseph Stiglith

Por Eduardo Anguita (extracto) Fuente: Miradas al Sur

Dos artículos publicados en la edición del domingo pasado (16/1) por el diario madrileño El País  (hacer click en El Pais) ponen otra perspectiva mucho más interesante respecto de la valorización del actual modelo argentino. Dos premios Nobel de Economía, ambos heterodoxos y críticos acérrimos del neoliberalismo, Paul Krugman y Joseph Stiglitz, elogiaron desde las páginas del diario emblema del grupo Prisa a la Argentina. La nota de Krugman –“¿Tiene salvación Europa?”– salió en la sección de Economía mientras que la de Stiglitz –“Contra toda esperanza, la esperanza de 2011”– en Tribuna. Como si los editores no se hubieran enterado de que estaban publicando en lugares distintos dos artículos que se parecen como dos gotas de agua. En ambos se habla de la gravedad de la crisis europea, y en ambas se destaca el caso argentino con su particular manera de desendeudarse y encaminarse a una economía consistente. Parece mentira que El País haya dedicado –involuntariamente– una edición tan importante como la dominical para posicionar a la Argentina en el cuadro de honor. Vale la pena recordar que el grupo Prisa tiene una posición abiertamente contraria al gobierno argentino. Es aficionado en publicar notas del ex candidato a presidente de Perú con nacionalidad española Mario Vargas Llosa, quien ahora tiene más predicamento por haber ganado un Nobel de Literatura y en vez de hablar de sus historias con la tía Julia tiene compulsión por denostar a este país que lo trató siempre tan bien. El grupo Prisa tiene Radio Continental en la Argentina, un medio intoxicado de anuncios de glifosato y lecciones de Magdalena Ruiz Guiñazú, María O’Donnell y el devenido pensador Fernando Bravo. Con la excepción, por supuesto, del gran maestro Víctor Hugo Morales, quien pudo conservar su espacio en esa radio para este año.
Stiglitz es académico en Columbia y Krugman, en Princeton, dos universidades muy importantes que parecen opacar ahora la preeminencia de Harvard, con su Escuela de Negocios que formó a tantos directivos de transnacionales y a no pocos ministros de Economía. Uno de ellos fue el devaluado Domingo Cavallo, quien trató de encontrar espacio en los medios para lanzar dardos contra Stiglitz y Krugman por las notas mencionadas.
Lo llamativo es que Clarín y La Nación no se dieron por enterados. Es delicado el asunto porque no se puede tapar el cielo con las manos. Es un ejercicio de antiperiodismo recorrer las páginas de las ediciones de ayer sábado. Clarín pone en tapa que la edad de imputabilidad a menores divide al Gobierno y a Scioli (sic). En páginas interiores no se entiende dónde está la división, pero sí se encuentran la división de la Mesa de Enlace y la del PJ disidente y la de los radicales por el tema internas abiertas. La tapa de La Nación, por su parte, muestra chicas brindando en Playa Grande y, por supuesto, publica un artículo de Vargas Llosa.
El silencio es un recurso de los grandes medios para tratar de manipular la agenda noticiosa. La edición informativa tiene, pese a todo, algunas reglas que no pueden violarse fácilmente. La solidez de la economía argentina no fue el fruto del impulso de los empresarios alineados en el neoliberalismo. Por el contrario, ante la deserción de los bancos, la fuga de dólares y el default, Néstor Kirchner encabezó un plan integral de soberanía nacional que incluyó lineamientos económicos que siguen más vigentes que nunca: desendeudamiento, superávit fiscal y comercial, fortalecimiento de las reservas del Banco Central y mantenimiento de la paridad cambiaria, obra pública, inversión energética y vial, impulso al consumo, creación de empleo genuino, mejoramiento de las políticas previsionales y de los planes sociales, entre otras cosas. Decían los grandes medios, para desprestigiarlo, que él era el ministro de Economía y desoía a los expertos. A principios de 2011, los resultados son tan contundentes que no sólo Stiglitz y Krugman toman el caso argentino como modelo, sino que la relación con China es impecable, la integración con Brasil da frutos estratégicos y, ahora, se suman los fondos de inversión árabes como una pata potente. Se acabó la era de Fútbol de Primera y empezó la de Argentina de Primera

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